martes, 8 de julio de 2008

Mi primera semana en el Perú

Hace una semana llegué a Perú.
Tras 32 horas de viaje aterricé por primera vez en Sudamérica. Los primeros días los pasé en Lima, así, pudimos habituarnos al horario, el clima, el idioma (parece el mismo pero no siempre lo es!!!), la comida y la gente. Lima es una locura de 9 millones de habitantes, insegura y violenta, de tráfico imposible y una muestra de infinidad de posibilidades de buscarse la vida.
Me alojé en un barrio bien con vistas al Pacífico y lejos del centro más turístico (aunque algo escaso). El turismo en Lima es de paso (a Cuzco) aunque ahora está siendo fomentada gracias a su gastronomía (merece mucho la pena la comida peruana).
Pero mi "trabajo de campo" estará en la parte alta de la selva amazónica. El trayecto Lima-Villa Rica (mi pueblo) se mide en horas más que en kilómetros. En 13 horas de viaje los contrastes son increíbles; desde la costa limeña subimos por los Andes hasta más de 4800 m y bajamos de nuevo a la selva a unos 1500m. Los cambios de paisajes, gente, forma de vida y vivienda son espectaculares. Además, pude "disfrutar" de una huelga de mineros andinos por aumento de salarios que cortaron con piedras la única carretera que cruza la sierra.
Villa Rica, en el departamento de Pasco, es un pueblo de 10.000 habitantes esparcidos en comunidades, donde el núcleo rural tiene una calle asfaltada, locutorios e internet para aburrir, restaurantes (vivir es baratísimo; comer un menú completo cuesta 1 euro- 4 soles) y movistar en todas partes. Hay iglesia católica, adventista, evangelista y mormona. La mayoría se dedica a la agricultura (café) y algo de ganadería. La gente es pequeñita, morenita pero muy dulce; un beso para saludar y otro para despedir (quién me lo iba a decir a mí!!!).
Llegué como voluntaria de SETEM pero para apoyar a una ONGD local: DESCO (http://www.desco.org.pe/). El programa en la zona tiene varios proyectos: café (capacitación, asociacionismo, venta, certificación), reforestación de la zona (biodiversidad, apoyo a especies nativas), seguridad alimentaria (huertos familiares, mujer e infancia, letrinas, cocinas) y turismo local. Todos lo proyectos van dirigidos a comunidades nativas (indígenas) y comunidades de colonos andinos (los malos de la zona, que llegaron y arrasaron, primero con caucho y luego con café).
Entre todo este lío, yo aún no se dónde voy a acabar.
Todo lo que estoy viendo y viviendo está superando lo que había imaginado. A pesar de todo, parece que yo también soy una europeita cualquiera que llega al sur y alucina con todo lo que ve, pero bueno, tengo 2 meses para cambiarlo...

1 comentario:

Bambu dijo...

Pues ánimo y que vaya muy bien la experiencia
Saludos!