miércoles, 31 de octubre de 2007

Cara y cruz

La cruz. El demonio reencarnado en "periodista": Federico J. Losantos. Es mi despertador de todas las mañanas (herencia familiar), es quien me hace odiar el mundo y, a la vez, darle las gracias porque aún hay gente que no somos como él ni como sus secuaces...Ayer fue muy gracioso. A parte de que todavía cuestionan que "la ETA" no tenga nada que ver con el 11-M, han programado un especial para hoy con todos los detalles del macrojuicio, eso sí, de 9 a 10 hacen conexión directa con alguna iglesia, que es día de misa...No les bastó con tener a Rouco a diario desde Roma para evangelizarnos...


Leer la Razón mientras como sola en un bar cerca del curro, juicios por buscar el diálogo y lograr una frustrada paz es lo que completa lo peor del día de

ayer.


La cara. La concentración a favor del movimiento "Pobreza Cero"de hace una semanilla, monjes revolucionarios contra un sistema militar. La aprobación de la Ley de la Memoria Histórica me ha dejado " a medias", pero menos es nada. Dejar el amarillo castellano y volver a oler el verde de la humedad. Seguir esperando una llamada aún sabiendo que no llegará...

La cara y la cruz de un día cualquiera.

Me imagino que ya sabréis de qué se trata. Es el nuevo google que ahorra energía en las búsquedas. No sé si será verdad o será una forma de publicitarse (pero, ¿necesitan más?). Cada uno como más guste...
http://www.googlenegro.com/es.html

Gracias por las visitas y por hacerme ver que existe un Madrid paralelo que merece la pena descubrir.

martes, 30 de octubre de 2007

Madrid

Madrid, dicen, que te atrapa. Dicen que aquí se mezcla perfectamente el sabor de lo antiguo, de sus callejuelas, de porras y bocatas de calamares con las tendencias más modernas. Dicen que aquí hay oportunidades, que hay cultura, que hay trabajo. Dicen que el invierno no es oscuro, que el cielo es azul y el sol brilla a diario. Dicen que pueden compartir asiento en el metro los eternos enemigos, que aquí hay hueco para todos.

Pero para mí Madrid es ruido, es humo, son carreras para coger el metro, es trabajo alienante. Las modas nacen, se desarrollan y mueren con una velocidad impensable. Al carisma del Madrid de barrio, del tú a tú, se lo han ido tragando los túneles, el metro ligero, la M40, la 50.... Hoy he vuelto a decir que esta ciudad es inhumana, donde cada uno se cree por encima de todo.

Las oportunidades son inmensas, pero se cobran a diferente precio. Los jóvenes "emigramos" a Madrid buscando un futuro mejor ( que no es más que ser valorado al alza cuando vuelvas a casa y aspirar a un sueldo medianamente digno), para ello aceptamos cualquier cosa que nos echen. Ojalá fuera mileurista.... También hay gente que viene a Madrid para poder comer, poder vivir, poder sentirse persona. Para los que llegan, la adaptación no es fácil, ninguno se lo ponemos fácil. La injusta ley de extranjería, la falta de moral de los empresarios, el abuso de poder de unos cuantos y la indiferencia de muchos otros (todavía hay gente que habla de caridad en vez de justicia).
La visión de la ciudad es radicalmente diferente desde un taxi por la calle Serrano o desde la parada del tren de cercanías de Vallecas. Bueno, para qué hablar de la Cañada...

Ha quedado claro, Madrid no me ha atrapado.

domingo, 28 de octubre de 2007

Jugando a escribir...

Para estrenarme bien en este mundillo, lo primero es presentarme. Me llamo Ana, soy guipuzcoana de nacimiento, bilbaina de adopción y residente, temporalmente, en la tortuosa ciudad de Madrid. Tengo 23 años, una edad apropiada para empezar a plantearse cómo hacer realidad ciertos sueños y mirar al futuro sin miedo a caer por el abismo de la incertidumbre.
Soy una persona de (profundas) convicciones sociales en pro de la libertad individual para el logro del bien común (aquello de mi libertad acaba donde empieza la tuya lo tengo como cita de cabecera).
A lo largo de estos años, gracias a los años de facultad, los viajes, los compromisos y la gente que he econtrado por el camino, me he dado cuenta de que la diversidad es lo que realmente une a las personas. El placer de poder expresarte sin ser juzgado, escuchar y comprender, una mirada cómplice, un grito de auxilio, son parte de la esencia del ser humano, venga de donde venga o tenga el aspecto que tenga. Por tanto, intento crear-y compartir-espacios donde todos tengan un hueco, aunque no comparta sus ideas, aunque sus intereses disten mucho de los míos, porque romper barreras ayuda a crecer y, como bien dice cierto cantautor, crecer es aprender...